21
Arrúllame en tus brazos
Y dime que me perteneces
Aunque la verdad, a veces,
Todos esos escasos
E infernales fracasos
En mi vida tan podrida,
Forman parte de una vida
De la que te vuelvo culpable.
Dios bendito, si eres tú palpable,
Arrulla a mi persona tan perdida.
22
Dios mío, la hermana Sarahí
Ha venido a visitarme;
Ha venido a informarme
Que tú siempre estás ahí.
¿Cómo es posible que aquí
mi ignorancia no me deje verte,
Si con llamarte puedo verte
A través de tantas cosas?
Si no te siento, aunque en mí reposas,
Es porque me creaste inerte.
23
Yo mismo se a mi infierno
Un fuego abrasador
Que me quema con su ardor,
Pues mas que eterno
Es fuego interno.
Dios mío, aunque no te miro,
Sálvame del delirio
De quemarme lentamente.
Me sé y acepto incongruente
Y por eso le demo al martirio.
24
Dios mío ¡Ya háblame!
¡Ven a mí y tócame!
Hambriento de ti, me siento sentenciado.
Adéntrate tantito
En mi cuerpo, un poquito.
Ven y quédate a mi lado,
Que me encuentro desesperado
Por un instante tenerte
Y no saberte tan ausente
Y de mí tan olvidado.
25
Nací sabiéndote
En un lugar lleno de cosas
Impecables y hermosas,
Y fui perdiéndote
Mientras fui desconociéndote
Por creerte ausente.
No te quise ya en mi mente
Y mi necio corazón
Cometió una cruel traición:
Te volvió todo mi presente.
26
Eres, Dios, un rosal
Y yo sólo siento tus espinas,
Como un ave a
mí me trinas
Y tu canto es infernal.
Quiero yo en total
De todo lo que me hieres,
Que mi amargura incineres
Y la esparzas al olvido.
Quiero sentir que te he sentido
Como si en todo mi ser cupieres.
27
Yo me adentro en tu mundo,
Ese, el de la bondad y la luz
Y, clavado sobre una cruz,
Poco a poco me hundo
En tu amor tan profundo.
Es como un estigma:
Cada clavo me lastima
Y sangro sin estar herido.
Dios mío ¡Te he retenido!
Nuestra gloria ya es la misma.
28
No voy a la iglesia
Porque esa no es tu casa.
Mi fe es tan escasa,
Como ese templo de inercia
Que perturba mi conciencia
Al saberte en realidad,
Una inexplicable fatalidad
Que desconocen los devotos:
Los lazos entre ellos y tú están rotos,
Porque más que iglesia eres realidad.
29
Ya te vas entregando,
Ya te voy sintiendo,
Ya te voy viendo
Y ahora te entiendo y ando
Por el mundo a tu mando.
No muy bien te logro escuchar,
Tan sólo murmurar
Que tu cielo voy alcanzando.
¡Dios mío! ¡Me estoy elevando!
A tu cielo déjame entrar.
30
Desde la profundidad más honda
Me dirijo a la superficie
Y una vos a mí me dice,
Como en una oda,
Que tu imagen es redonda
Y se esparce por la tierra.
Yo vivo en una guerra
Que consiste en descifrarte.
¿Podré un día adorarte
si tu imagen no me aterra?
31
Libérame ya de éste mundo
Para vivir en paz en el tuyo,
Mientras tu imagen construyo
De un mundo imbécil y absurdo.
Ya en ésta vida me hundo
Sin comprender, sabiendo que todo
De una forma, de un modo,
Me sabe a pus y a gargajo.
Arráncame la vida de un tajo
Y dejaré de sentirme en el lodo.
32
Si tú me creaste de amor
¿Porqué el amor no consigo?
Todo mi ser va conmigo
Tragándose el mal sabor
Del rechazo, la costumbre y el dolor
De mis eternas soledades.
Dios mío ¿porqué me evades
Del amor que otros me pueden ofrecer?
¿Será que los asusta mi monstruoso ser?
¿O qué? ¿Odian
escuchar verdades?
33
Tú uniste a mis padres
En un templo, con oración,
Y luego la decepción
De ellos, en sus realidades,
A mí me partió en dos mitades.
¿Porqué tan escasas posibilidades
de ser amado y amar,
si en cada despertar
de amor hallo a mi corazón lleno?
Yo no puedo ser un ser pleno
Si con ambos padres no pude estar.
34
Soy mitad de Dios,
Mitad del mundo.
Soy del mar profundo
Y de un solitario adiós.
Yo soy mitad de Dios,
Mitad del dolor que me destruye
Y que de mí no se aparta o huye.
Mi corazón, mitad de Dios es
Y no comprendo, no entiendo, pues,
Porqué de duda mi ser se construye.
35
Hazme creer, Dios mío,
Que no te retengo
Porque en sí yo ya te tengo.
Quiero creer que eres mío
Y que todo el frío
Que siento en mi memoria
Es porque estoy en tu gloria.
Quiero creer que a tu lado
Estoy felizmente sentado
Y que el mundo es una imagen cruel en mi memoria.
36
Dios mío, tu eres mi flor,
Todas mis caricias
Y mis avaricias.
Eres tú, todo mi amor
Y mi sádico dolor.
Eres Dios mío, mi paisaje
Y hacia el cielo mi equipaje.
Eres tú mi anatema
Y toda mi condena.
Y yo soy, en sí, tu mensaje.
37
Dios mío, me he dado cuenta
De que toda tu presencia,
Más que tu terrible
ausencia,
Simplemente representa
Lo que tanto me atormenta:
Te siento y no puedo tenerte,
Te tengo y no puedo verte.
Te sé en tu cielo, en tu gloria,
Y en todo mi mundo de escoria
Te siento y no puedo tenerte.
38
hacemos las paces,
Dios, de tu mundo
Y yo de mi mundo,
Quiero me alces
Y entonces me abraces
Y me cobijes a tu lado.
Amor y odio he sembrado
En mi tierra que, siendo humana,
Se comporta animal y, profana,
Tu paraíso ha enlodado.
39
Desde mi propia cruz,
Que se llama mundo,
De tu gloria, Dios, me inundo
Y ya veo tu gloriosa luz.
Siento a tu cielo abrazarme,
En tu reino es donde me quedo.
Me has besado muy quedo.
Y ya nada puede calcinarme,
Pues sólo tú puedes penetrarme
Y eliminar todo mi tedio.
40
Yo te llamo “Mi Dios”
Y por eso te interrogo,
Porque de ti me ahogo,
Y a través de tu luz te veo.
En ti solamente creo
Porque eres sólo verdad
Y te sigo sin vanidad
Porque eres mi camino.
Te llamo Vida, Ser divino,
Y te deseo en la luz o la oscuridad.
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