logoomartarsis.jpg

Pesía Reciente | ¿...O fue un Sueño? | Como un Árbol | Letanía De Mis Defectos | Plus D'Amour | Poesía Divina | Soy Vertical Pero Me Gustaría Ser Horizontal | Veneno

zpoesiadivina.jpg

1

Te pregunto a ti,

Dios, invención hermosa

De esencia esplendorosa

Al que nunca vi

Descender hacia mí:

¿De qué está hecha tu fuerza

y en qué consiste tu pureza?

Quiero yo alcanzarte

Para entonces abarcarte

Y comprender tu grandeza.

 

2

El que te busca

No te encuentra,

Mientras su fue se adentra

A una necedad brusca

Que solamente lo ofusca

Mientras que, el que logró hallarte,

Aunque pudo, a ti, encontrarte,

Por su ciega fe no puede verte.

Dime, Dios omnipotente,

¿porqué es tan difícil descifrarte?

 

3

Yo te hablo, Dios,

Como le hablo al fuego

Y si no me entrego

A tu misericordia,

Es porque de escoria

Todo mi mundo está lleno.

Tu Ser al mío es ajeno,

Y aunque quisiera tocarte,

No puedo siquiera encontrarte

Y habitar juntos el mismo terreno.

 

4

Dios ¿Es este el infierno

O el mundo en que te encuentras?

Ya en mi ser, invisible te adentras

Volviéndote un fruto aún muy tierno.

Mi ser renegado es interno

Y no te logra percibir.

Dime, Dios ¿Podré un día recibir

Tu reino y reinar contigo?

Ven, Dios, y quédate conmigo.

Baja, que te siento venir.

 

5

Nunca he podido admitir

La verdad de todas las cosas,

Pero tú, Dios, siempre osas

En quererme redimir.

Puedo yo sentir

Que en verdad en mi sangre habitas

Y que, mientras desistas,

A ti no podré alcanzarte.

¿Porqué tú, al elevarte,

mi mente y cuerpo marchitas?

 

6

Es tan incomprensible

Toda tu esencia,

Que mi sentencia

Es irreversible.

Eres, tú, invisible

Y yo insisto en quererte ver;

Y no puede suceder

Que de tanto desear verte,

Pueda yo a ti tenerte

Y tu esencia un instante retener.

 

7

Por favor, Dios mío, ilumíname

Y quítame lo soberbio,

Pues todo en mí parte del tedio

De mi placer por culpar

Sin poder un momento guardar

Silencio y comprender

A los ajenos con o sin poder

Y aceptarlos cuales hijos tuyos.

Soy soberbio y por eso huyo

De lo que sólo tu me puedes conceder.

 

8

Eres tú, el divino.

Causante de males y bienes,

Mas de pronto te detienes

Y cambia, en todo, el destino.

 

Te tengo un coraje enfermizo

Y quizás por ello te ausentas,

Pero es que sólo alimentas

De dudas mi ser confundido.

¿Será que me sabes perdido

o porqué tú a mí me atormentas?

 

9

A ti me voy entregando

En silencio y poco a poco;

De pronto un grave sofoco

Al no verte me vuelve loco.

Yo insisto en verte en concreto,

De carne y hueso como cualquier sujeto

Que abunda y vive en la tierra.

No sabes cómo la idea me aterra:

¡Dios mío, de ti me alimento!

¡Y sólo voy a poder verte después de muerto!

 

10

En todos los cuerpos te escondes

Y a ninguno le perteneces.

He querido verte tantas veces

Y pedirte que me perdones...

Tú solamente a mí te impones

Por medio de todos los seres,

Que siento como si no cupieres

En mi ser tan mal alimentado

De un rencor muy desalmado

Que me hace creer que me hieres.

 

11

Viniste a mí un día

Con un silencio nocturno

Y yo, que soy taciturno,

Tan sólo por cobardía

A tu imagen la pretendía

Igual a la de cualquier humano,

Al cual pudiera, de antemano,

Ver a la cara sin miedo

Y culparlo por todo el tedio

Que sufro, que vivo y que canto.

 

12

Invisibles son tus pasos

Y visibles todas tus huellas.

Yo te veo en las estrellas

Y en ellas sólo miro pegasos.

Todos aquellos escasos

Momentos de divinidad

Que sólo en mi oscuridad

Son vividos y recordados,

Nos mantienen tan juntos y alejados...

A mí de tu reino y a ti de mi realidad.

 

13

Dios mío yo no te pregunto,

Tan sólo te pido

Que todo lo que he vivido

Y viva, no sea a tus ojos injusto.

No se si soy de tu gusto,

Mas así me hiciste, me creaste;

Y todo este contraste,

Entre lo que tú esperas de mí

Y yo sólo temo de ti,

Es sólo para alcanzarte.

 

14

Envíame Dios la señal

Por medio de mis sueños,

Haciendo que los desdeños

De mi ser tan infernal

Se vuelvan la paz total

Que todavía no he conocido.

Contigo aún no coincido

Pero ya muero por verte,

Tocarte y al fin tenerte

Para saber que no estoy confundido.

 

15

No se a qué religión pertenezcas;

Yo creo que les perteneces a todas,

Pues todas te llenan de odas

Y con ellas a mí te acercas.

No quiero que te entristezcas

Si vivo en mi ser obstinado;

A ti me sabes atado,

Te pertenezco a mi pesar.

Dios mío, en cada despertar,

A ti me siento impregnado.

 

16

Yo no te necesito en mi mente

Ni en mi mundo tan negro crespo;

A ti no te necesita mi cuerpo

Que sólo vive de penas.

¡A ti te requiero en mis venas!

Para que en mí habite tu sangre.

Dios mío de ti tengo hambre

Y de un bocado quisiera comerte.

Mi ser no piensa, es inerte,

Y para vivir necesita tu sangre.

 

17

Quizás sea porque no existe imagen tuya,

Que no puedo hablarte con tanta fe.

Quiero orar y no sé

Como contactarme contigo.

Soy como el mendigo

Que busca el pan que no conoce.

Dios mío, sólo con un roce

Ven a mí e ilumíname;

Ven  a mí, reconstrúyeme;

Haz que mi vida sea un goce.

 

18

Ya, Dios mío,

Dame entendimiento

Y mis descontentos,

De calor y frío,

Se esparcirán por el río

De la inocencia.

Mi ser de desobediencia

Se siente confundido.

Oh, mi ser está dividido

En ignorancia e indiferencia.

 

19

Si yo tuviera alas

Volaría hacia ti,

Dios mío, y para mí

Esa pasión que exhalas

Después de que la inhalas,

Sería mi cielo, el que deseo.

Por el cielo un paseo

Deseo dar, y al adentrarme

Al aterrizar pueda instalarme

Y abrazarte si te veo.

 

20

Es mi mente, Dios,

La razón de mi demencia.

Mi mente sin conciencia

Me ha partido en dos

Y me ha dejado en pos

De tu gracia y alegría.

Todo en mí es osadía

Y no consigo alcanzarte.

Quiero yo verte, abrazarte

Y olvidar mi antipatía.

21

Arrúllame en tus brazos

Y dime que me perteneces

Aunque la verdad, a veces,

Todos esos escasos

E infernales fracasos

En mi vida tan podrida,

Forman parte de una vida

De la que te vuelvo culpable.

Dios bendito, si eres tú palpable,

Arrulla a mi persona tan perdida.

 

22

Dios mío, la hermana Sarahí

Ha venido a visitarme;

Ha venido a informarme

Que tú siempre estás ahí.

¿Cómo es posible que aquí

mi ignorancia no me deje verte,

Si con llamarte puedo verte

A través de tantas cosas?

Si no te siento, aunque en mí reposas,

Es porque me creaste inerte.

 

23

Yo mismo se a mi infierno

Un fuego abrasador

Que me quema con su ardor,

Pues mas que eterno

Es fuego interno.

Dios mío, aunque no te miro,

Sálvame del delirio

De quemarme lentamente.

Me sé y acepto incongruente

Y por eso le demo al martirio.

 

24

Dios mío ¡Ya háblame!

¡Ven a mí y tócame!

Hambriento de ti, me siento sentenciado.

Adéntrate tantito

En mi cuerpo, un poquito.

Ven y quédate a mi lado,

Que me encuentro desesperado

Por un instante tenerte

Y no saberte tan ausente

Y de mí tan olvidado.

 

25

Nací sabiéndote

En un lugar lleno de cosas

Impecables y hermosas,

Y fui perdiéndote

Mientras fui desconociéndote

Por creerte ausente.

No te quise ya en mi mente

Y mi necio corazón

Cometió una cruel traición:

Te volvió todo mi presente.

 

26

Eres, Dios, un rosal

Y yo sólo siento tus espinas,

Como un ave  a mí me trinas

Y tu canto es infernal.

Quiero yo en total

De todo lo que me hieres,

Que mi amargura incineres

Y la esparzas al olvido.

Quiero sentir que te he sentido

Como si en todo mi ser cupieres.

 

27

Yo me adentro en tu mundo,

Ese, el de la bondad y la luz

Y, clavado sobre una cruz,

Poco a poco me hundo

En tu amor tan profundo.

Es como un estigma:

Cada clavo me lastima

Y sangro sin estar herido.

Dios mío ¡Te he retenido!

Nuestra gloria ya es la misma.

 

28

No voy a la iglesia

Porque esa no es tu casa.

Mi fe es tan escasa,

Como ese templo de inercia

Que perturba mi conciencia

Al saberte en realidad,

Una inexplicable fatalidad

Que desconocen los devotos:

Los lazos entre ellos y tú están rotos,

Porque más que iglesia eres realidad.

 

29

Ya te vas entregando,

Ya te voy sintiendo,

Ya te voy viendo

Y ahora te entiendo y ando

Por el mundo a tu mando.

No muy bien te logro escuchar,

Tan sólo murmurar

Que tu cielo voy alcanzando.

¡Dios mío! ¡Me estoy elevando!

A tu cielo déjame entrar.

 

30

Desde la profundidad más honda

Me dirijo a la superficie

Y una vos a mí me dice,

Como en una oda,

Que tu imagen es redonda

Y se esparce por la tierra.

Yo vivo en una guerra

Que consiste en descifrarte.

¿Podré un día adorarte

si tu imagen no me aterra?

 

31

Libérame ya de éste mundo

Para vivir en paz en el tuyo,

Mientras tu imagen construyo

De un mundo imbécil y absurdo.

Ya en ésta vida me hundo

Sin comprender, sabiendo que todo

De una forma, de un modo,

Me sabe a pus y a gargajo.

Arráncame la vida de un tajo

Y dejaré de sentirme en el lodo.

 

32

Si tú me creaste de amor

¿Porqué el amor no consigo?

Todo mi ser va conmigo

Tragándose el mal sabor

Del rechazo, la costumbre y el dolor

De mis eternas soledades.

Dios mío ¿porqué me evades

Del amor que otros me pueden ofrecer?

¿Será que los asusta mi monstruoso ser?

¿O qué?  ¿Odian escuchar verdades?

 

33

Tú uniste a mis padres

En un templo, con oración,

Y luego la decepción

De ellos, en sus realidades,

A mí me partió en dos mitades.

¿Porqué tan escasas posibilidades

de ser amado y amar,

si en cada despertar

de amor hallo a mi corazón lleno?

Yo no puedo ser un ser pleno

Si con ambos padres no pude estar.

 

34

Soy mitad de Dios,

Mitad del mundo.

Soy del mar profundo

Y de un solitario adiós.

Yo soy mitad de Dios,

Mitad del dolor que me destruye

Y que de mí no se aparta o huye.

Mi corazón, mitad de Dios es

Y no comprendo, no entiendo, pues,

Porqué de duda mi ser se construye.

 

35

Hazme creer, Dios mío,

Que no te retengo

Porque en sí yo ya te tengo.

Quiero creer que eres mío

Y que todo el frío

Que siento en mi memoria

Es porque estoy en tu gloria.

Quiero creer que a tu lado

Estoy felizmente sentado

Y que el mundo es una imagen cruel en mi memoria.

 

36

Dios mío, tu eres mi flor,

Todas mis caricias

Y mis avaricias.

Eres tú, todo mi amor

Y mi sádico dolor.

Eres Dios mío, mi paisaje

Y hacia el cielo mi equipaje.

Eres tú mi anatema

Y toda mi condena.

Y yo soy, en sí, tu mensaje.

 

37

Dios mío, me he dado cuenta

De que toda tu presencia,

Más que  tu terrible ausencia,

Simplemente representa

Lo que tanto me atormenta:

Te siento y no puedo tenerte,

Te tengo y no puedo verte.

Te sé en tu cielo, en tu gloria,

Y en todo mi mundo de escoria

Te siento y no puedo tenerte.

 

38

hacemos las paces,

Dios, de tu mundo

Y yo de mi mundo,

Quiero me alces

Y entonces me abraces

Y me cobijes a tu lado.

Amor y odio he sembrado

En mi tierra que, siendo humana,

Se comporta animal y, profana,

Tu paraíso ha enlodado.

 

39

Desde mi propia cruz,

Que se llama mundo,

De tu gloria, Dios, me inundo

Y ya veo tu gloriosa luz.

 

Siento a tu cielo abrazarme,

En tu reino es donde me quedo.

Me has besado muy quedo.

Y ya nada puede calcinarme,

Pues sólo tú puedes penetrarme

Y eliminar todo mi tedio.

 

40

Yo te llamo “Mi Dios”

Y por eso te interrogo,

Porque de ti me ahogo,

Y a través de tu luz te veo.

En ti solamente creo

Porque eres sólo verdad

Y te sigo sin vanidad

Porque eres mi camino.

Te llamo Vida, Ser divino,

Y te deseo en la luz o la oscuridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los derechos de POESIA DIVINA son propiedad de su autor

Se prohibe su copia o reproducción parcial y total.

DR. 2003 EDICIONES PARAVOLAR.